Todos los días caminamos con ellos, sueltos o sujetos por una correa, pero pocas veces nos fijamos en como se mueven. Somos muy distintos en este aspecto y para que los dos disfrutemos del paseo tenemos que adaptarnos los unos a los otros.
La primera gran diferencia son nuestras patas/piernas, nosotros tenemos dos y ellos cuatro, bien… la segunda es la altura, depende de la raza y de que humano lleve la correa pero, generalmente, nuestras piernas son más largas que sus patas y nuestra zancada mas grande, si queremos ir a nuestro paso al perro le supondrá un sobre esfuerzo y si vamos a su paso tendremos que frenar el ritmo y disfrutar de la paciencia ya que los perros vagabundean y se mueven donde su nariz les lleve, pocas veces en línea recta.
Para que un paseo se considere de calidad tiene que estar adaptado a las necesidades del perro, por algo es su paseo, nosotros podemos disponer después de nuestro tiempo para irnos de recados o de terrazas.
Un perro necesita, como hemos dicho, vagabundear, explorar, entender las cosas que suceden en su entorno y para esto es básico el tiempo.
SI CAMINAMOS RÁPIDO, EL PERRO SE ACELERA MENTALMENTE PERO SI CAMINAMOS DESPACIO EL PERRO VA MÁS RELAJADO Y SERÁ CONSCIENTE DE SU ENTORNO.
Muchas gracias a Viole por esta tira tan ilustrativa y que ha inspirado esta publicación. ¡Eres una artista!
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