Alrededor del miedo que sienten nuestros perros ante determinadas situaciones siempre surge las mismas preguntas ¿Cómo debemos actuar nosotros? ¿Podemos acariciarle? ¿Si le hago caso estoy premiando su estado?.
Todas estas preguntas y las respuestas que apuntan a que debemos ignorar e incluso corregir el miedo, vienen de un punto de vista únicamente conductista que deshecha todo el mundo emocional centrándose exclusivamente en los comportamientos.
Pero en realidad el miedo es una emoción involuntaria, el perro no elije asustarse, no puede no temblar, no puede evitar huir y alejarse de aquello que le supone una amenaza.
Nuestro papel debería ser el de acompañantes, atendiendo y entendiendo la emoción que está sintiendo en ese momento, dando una buena referencia de calma y convirtiéndonos en una base segura en la que nuestro compañero tenga la confianza plena para refugiarse y buscar seguridad, debemos consolar desde la calma, desde la normalidad y darle al perro lo que en ese momento le alivia sea contacto, caricias, huida…
El miedo, como cualquier otra emoción puede ser intensificada pero nunca reforzada. No solo no vas a causar ningún desastre en el comportamiento de tu perro si le consuelas cuando tenga miedo si no que reforzarás vuestra relación y te pasarás de ser parte de su problema a ser parte de la solución.
En este artículo Virginia Gallego nos explica en términos más técnicos por qué el miedo ni se premia ni se castiga, se consuela.
Si tu perro tiene miedo podemos ayudarte:
