Todos los que convivimos con un perro conocemos los beneficios diarios que aporta a nuestra vida. nos da cariño incondicional, nos recibe con una alegría infinita cuando llegamos a casa, nos obliga a salir a la calle y estirar las piernas, nos reconforta cuando nos encontramos enfermos o tristes. Todos son beneficios terapéuticos. Podríamos enumerar cantidad de cosas que hace que nos sintamos mucho mejor y que nuestra vida sea mas agradable en su compañía. Pero ¿Podemos hablar de terapia?
¿Podemos ir más allá?
¿Se pueden utilizar las habilidades de un animal en general y de un perro en particular para ayudarnos en cosas mas concretas?
Perros de asistencia
La respuesta es, sin duda, afirmativa. El caso más conocido es el de los Perros de Asistencia que ayudan las personas con dificultades visuales a desenvolverse por la ciudad. También los hay capaces de abrir una puerta o un cajón, recoger cosas del suelo y entregarlas en la mano, incluso descolgar el teléfono cuando suena y llevárselo a su dueño. Pueden aprender cualquier habilidad que nos propongamos (teniendo en cuenta sus limitaciones) para ayudar a sus dueños en sus dificultades diarias.
Perros detectores de enfermedades
Rizando el rizo, se entrenan perros para detectar con antelación ataques epilépticos y prevenir a su dueño, lo mismo con la diabetes. Se ha demostrado que un perro es capaz de detectar un cáncer de pulmón, de mama o de ovario, solo por el aliento de una persona, el olor de la sangre o de determinados tejidos del cuerpo humano, con una fiabilidad de entre el 80% y 90%. Imagínense las ventajas de detectar a tiempo cualquiera de estos casos.
Intervenciones asistidas por animales: terapia
Pero no solo nos pueden ayudar con sus habilidades físicas, también podemos aprovechar su capacidad para relacionarse con el ser humano. Su destreza a la hora de acercarse a alguien sin juzgar su condición física o mental, la ternura con la que se acerca y trata a un niño o a una persona mayor, el efecto relajante y de confianza que produce su presencia en los que nos gustan los perros. Podemos utilizarlos como elemento motivador para determinados esfuerzos físicos o emocionales. Nos pueden servir para romper barreras sociales y que nos sea mas fácil tratar con otras personas. Muchas veces el peso y el calor que desprende su cuerpo pegado al de un usuario tiene un efecto relajante que estimula sus sentidos y sirve de punto de partida al terapeuta para conectar con esa personas. Con estas y otras muchas ventajas se trabaja en las Terapias Asistidas con Animales (TAA).
Uno más en el equipo de terapia
No son sesiones mágicas donde los perros obran milagros. Son terapias convencionales, donde un terapeuta, dependiendo del área que se vaya a trabajar (fisio, sicólogo, educador, logopeda…), diseña un programa y fija unos objetivos concretos evaluando cada sesión y a cada usuario. La diferencia es que incorpora al perro en el equipo para poder usar sus capacidades y alcanzar antes y mejor dichos objetivos.
Los colectivos más habituales con los que se trabajan estas terapias con animales y algunas de las áreas que se trabajan con cada uno de ellos:
- A las personas de la tercera edad les ayuda a disminuir el sentimiento de soledad. Favorece las interacciones sociales entre los usuarios, incluso puede fomentar que la familia visite mas el centro (sobre todo los nietos) al ser el perro una motivación añadida.
- Un perro puede ayudar a niños con hiperactividad a mantener la atención durante más tiempo, reduce su impulsividad y mejora la autodisciplina.
- A personas con discapacidad motora, intelectual o sensorial un perro les puede ayudar a mejorar la autoestima, sus habilidades comunicativas, la atención y la autonomía.
- Los niños en riesgo de exclusión social aprenden a asumir responsabilidades, a comunicarse con los demás con respeto y mejoran su actividad física.
- El perro puede acompañar a menores en juzgados y puntos de encuentro aportándole confianza y seguridad en un entorno tan difícil y delicado…
- Las mujeres victimas de violencia de género consiguen a través del perro verbalizar su situación. Mejoran su autoestima, hace que se sientan útiles y les ayuda a superar situaciones emocionales y sentimientos de culpabilidad.
- Con los presos se trabajan los afectos, las habilidades sociales, motiva a la persona a participar en distintas actividades y a asumir responsabilidades.
Actividades
También podemos recurrir a las Actividades Asistidas con Animales (AAA) si lo que queremos es simplemente divertirnos y disfrutar de la compañía de un perro sin necesidad de un programa y un terapeuta que lo supervise. Para ello un técnico en Intervenciones Asistidas con Animales (IAA) junto con el personal del centro pueden elaborar un plan de actividades, juegos y exhibiciones. El único propósito de pasar un buen rato, aunque como hemos dicho al principio, la simple presencia y compañía de un perro ya tiene beneficios terapéuticos.
En todos estos trabajos, el perro es un miembro del equipo y debemos tratarle como tal, teniendo siempre presente que su bienestar es responsabilidad nuestra. Si el perro co-terapeuta no disfruta con su trabajo deberemos retirarlo inmediatamente de la sesión o del programa, por respeto a él y porque difícilmente podrá transmitir todo su potencial si no se encuentra bien.
Ana Masoliver
Artículo escrito para la revista Osasun Giroa junio 2012